Como gota en el océano

ballena

Imagina que fueras una gota en el océano. Las olas se encargan de moverte de un lugar a otro, con todas las demás gotas… infinitas… Y entonces el volteo de una ballena te eleva hacia el aire y te separa de las demás gotas… y en esos segundos descubres tu individualidad. Y vuelta al océano. Y de nuevo un pescado volador salta sobre las olas, y te separas de la inmensidad, tomas consciencia de que eres una gota, de que estás sola, y vuelves a la inmensidad. Y así transcurren los días. Y así recorres kilómetros. Y tu temperatura varía, tus experiencias transcurren diferentes cada día. Y nunca dejas de formar parte del océano. Aunque quisieras no podrías.

Y ahora imagina que tu vida es como la de esa gota. Que vives sumergid@ en la inmensidad de la naturaleza, que tus acciones, pensamientos y sentimientos corresponden a leyes naturales que dirigen tu acción en el mundo, y como si de olas se tratasen, las circunstancias y tú recorréis largos trayectos. Y entonces paras. Te detienes. Dejas de pensar y compruebas que eres un ser único, que eres independiente y puedes decidir dónde poner tu energía. Y vuelta al océano. Vuelta a las circunstancias y tus decisiones. Y de nuevo te detienes y compruebas que estás sol@, que tu soledad es magnífica porque contiene todo lo que eres. Y de nuevo vuelta a las olas, a tu día a día, a tus relaciones. Y avanzas con la marea y disfrutas de lo que te depara eligiendo tus actitudes.

Como gota nunca cuestionarías a la marea. Como persona lo intentas. Y sin embargo sólo en los momentos de soledad puedes comprender a la marea. Y finalmente te rindes y disfrutas de ella, del mismo modo en que disfrutas de tus momentos de soledad. Siempre formando parte del océano. Aunque quisieras no podrías dejar de serlo.

Sonia Gutiérrez